Alex Rayón Jerez: «La máquina hará lo rutinario, pero nunca se hará las preguntas»
Así lo aseguró el especialista en inteligencia artificial y miembro del board de Datalytics, en diálogo con ITSitio. Su visión sobre el avance de la IA generativa y el empleo.
La inteligencia artificial generativa está propiciando una verdadera revolución que impacta de lleno en el mundo del trabajo, la producción y la forma en la que nos vinculamos. Esta tecnología, que permite generar contenido original en segundos, implica la automatización de una serie de tareas que hasta hace poco recaían exclusivamente en los humanos.
Lejos de tener una visión apocalíptica, Alex Rayón Jerez, doctor en ciencias de la computación y miembro del board de Datalytics, cree que comenzó la era de cocreación entre máquinas y humanos. Y que la automatización de tareas implica mayor productividad y nuevas oportunidades.
Rayón Pérez, que está especializado en inteligencia artificial generativa y es docente de la Universidad de Deusto, en España, también asegura que para ser un buen programador y un experto en tecnología es necesario saber hacer buenas preguntas.
«Una persona que estudió filosofía es la persona más capaz de tomar el control de una máquina», dijo, en diálogo con ITSitio, este especialista que, además de estudiar programación e ingeniería, se capacitó en recursos humanos.
Cocreación entre humanos y máquinas
—¿De qué manera la inteligencia artificial generativa va a cambiar la forma en la cual trabajamos?–
—Entendiendo dónde impacta la inteligencia artificial generativa, se entiende dónde se va a producir el cambio. Yo siempre los simplifico en cinco etapas: buscar información, extraer ideas clave de esa información, mezclar información, generar nueva información y ayudar a la toma de decisiones. Cualquier rubro o cualquier profesión que se impacte en esta cadena va a tener un cambio que, me parece que es bastante más que necesario.
—Hay informes que dicen que quienes están dedicados 100% a escribir textos, a traducir o incluso a programar van a estar afectados en gran medida por la automatización. ¿Estos oficios pueden llegar a desaparecer?
—Bueno, tengo una visión un poco más crítica y quizás un poco más disruptiva. No creo que desaparezcan profesiones, creo que serán más productivas en el sentido de que algunas tendrán una afección de un 80 por ciento, como la traducción o la búsqueda de información en estudios de mercado. La programación un poco menos porque no es que seamos autómatas técnicos, sino que esta tarea tiene cierta cierta elaboración artesanal. Bueno, ahí habrá ciertas tareas que se puedan automatizar, pero no creo que sea sustituible toda tarea por por una máquina. Por eso mi eterno discurso de que vamos hacia copilotos. Yo creo que el espacio que tenemos que buscar es el equilibrio en meter estas máquinas en nuestro día a día.
—Como en una especie de cocreación humano máquina, ¿no?
—Sí, y no me parece tan sencilla esa cocreación porque hay que buscar un equilibrio que no es necesariamente lineal. O sea, no es que uno haga y el otro responda. Hay espacios donde hay que combinar, hay otros donde hay que transaccionar información. Hay espacios donde hay que observar. A veces empieza el humano, a veces la máquina. Creo que cada trabajo va a tener su propio espacio de cocreación.
—¿Creés que esto también va a impactar en la forma en la cual nos vinculamos socialmente, por ejemplo?
—No. Hay espacios que son netamente humanos. Eso es otra cosa que es muy estimulante intelectualmente: sugerir que una máquina va a interactuar. El humano tiene antropológicamente hablando, muchas inercias, que implican al contacto físico, a la comunicación no verbal, etcétera, etcétera. Por lo tanto puede afectar en cierto sentido, permitir conocer a más gente, pero no creo que la profundidad de la relación humana se vea alterada.
Herramientas útiles
—Imagino que probás con frecuencia aplicaciones, plataformas potenciadas por inteligencia artificial. Quiero que me digas cuál es la más sorprendió en el último tiempo y por qué
—Sin duda alguna, hay una que utilizo en todos mis cursos y conferencias que es Character.ai (una plataforma para crear bots personalizados). Me gusta la API porque permite dotar de características identitarias a un bot. No solo se construye el modelo de lenguaje que permite dialogar sino que le doy unas características: eres simpático, eres escéptico, eres neutro o tienes un enfoque comercial. De alguna manera emula como somos las personas. En un determinado puesto de trabajo tres personas distintas pueden hacer un trabajo muy distinto, porque expresamos nuestra identidad.
—Yo creé una profesora de italiano y una periodista en Character.ai y las puse a conversar. Porque la plataforma también permite crear salas de conversación. Y es una página muy amigable, que puede utilizar gente que no sabe de programación pero ¿ usar la API es tan sencillo o es necesario tener algún conocimiento técnico?
—Bueno, con una guía que nos permita programar esa API se puede. Pero hay que saber qué pedirle a la máquina. Por eso decía antes que ahora la IA a los programadores nos quita mucha rutina. Pero, sigo siendo yo el que piensa lo que hay que hacer. El pensamiento abstracto, el pensamiento sistémico, la resolución de problemas son tareas netamente humanas. ¿A quién le pido como programar la API de Character.ai? A Perplexity, que es otra herramienta que está especializada y tiene mucho código de programación.
—Sí, la usé también y está buenísima. Como decías antes, hay un montón de herramientas que si las aprendés a combinar te resuelven muchos problemas. Teniendo en cuenta las tareas que hoy pueden hacer las máquinas, ¿creés que sigue siendo buena idea estudiar programación o quizás hay otras disciplinas que tienen más futuro?
—Sin duda alguna me parece que antes de meterse en tecnología hay que saber programar. No necesariamente para ser un ingeniero de la informática, pero sí para entender qué es la programación. Si no entiendes la programación, es imposible que le llegues a pedir a Perplexity algo. Por eso seguramente así como antes podía dictar cursos y bootcamps de 200 o 300 horas. Yo creo que ahora con 30 o 40 son suficientes; y de hecho ahora mismo uno de los programas estrella que tengo es programación para directivos. Porque yo creo que se están dando cuenta que hay que entender lo básico de la informática para saber cómo hacer la transformación tecnológica y digital de tu compañía.
Preguntas filosóficas al servicio de la tecnología
—Más allá de lo que es meramente técnico, ¿qué otros conocimientos son importantes tener en el rubro de la tecnología?
—Yo estudié informática en la cultura anglosajona, en Estados Unidos Y ahí teníamos un título doble en Filosofía e Informática. En el marco anglosajón es muy común estudiar informática y filosofía. Si nos ponemos filosóficos, que a mí me gusta muchísimo, al final para que una computadora resuelva un problema, tienes que modelizar el problema. Tienes que pensar en las estructuras que componen un problema para que luego interactúen entre ellas para resolver ese problema. Entonces yo creo que una persona que ha estudiado filosofía es la persona más capaz, hoy en día, de tomar el control de una máquina.
—¿Por qué?
—Porque es capaz de modelizar los fenómenos que ocurren en el mundo. O sea, los filósofos son personas que tienen el rigor de la pregunta. O sea, no tienen respuestas tienen preguntas. Y la informática moderna es saber preguntarse cosas. Es observar el entorno, como diría Descartes, captar los estímulos del entorno para ser consciente y saber luego qué decirle a la máquina para que lo resuelva ella. Porque lo rutinario lo va a hacer la máquina. Lo que nunca jamás va a hacerse la máquina es la pregunta, el origen, la conciencia.
—¿Cuál es esa pregunta filosófica que tenés hoy más presente?
—Pues básicamente la resolución de problemas complejos. Yo me hago preguntas que no tienen respuesta conocida. Hacer un avión es un problema complicado porque hay que hacer muchas cosas, pero sabemos cómo se hace. Pero, ¿cómo se resuelve la desigualdad del mundo?
IA para la resolución de problemas complejos
—Yo tengo esa misma pregunta: ¿algún algoritmo nos dará la solución?
—Creo que sí, pero hay que saber qué preguntarle al algoritmo para que lo resuelva. ¿Qué ha pasado históricamente en la informática? Que hemos ido por los problemas complicados, no por los complejos. La diferencia entre complicado y complejo es que para lo complicado tenemos respuesta conocida, pero para lo complejo no. Por eso repito que la filosofía es lo que más falta en la informática, porque lo que nos falta por automatizar es lo complejo. Por ejemplo la desigualdad
—Imagino que, como estás inmerso en el mundo educativo, te gusta aprender todo el tiempo que fue lo último que aprendiste?
—Pues básicamente frameworks de elementos a tener en cuenta para la resolución de problemas complejos. Por ejemplo, Cynefin es uno de los últimos que he aprendido. Es un framework que te enseña a pensar en todos los factores que pueden estar causando un fenómeno. Por ejemplo, si yo te digo ahora qué causa las olas del mar. ¿Tú cómo empezarías ese proceso de búsqueda de las factores? pues es un framework, que es una caja que te hace considerar todos los aspectos que causan los fenómenos naturales y humanos bien.
—O sea algo bien sencillo (risas)
—Sí, sencillo pero porque al final hacer un reloj es una rutina. El valor realmente está en
resolver los problemas de la humanidad como la desigualdad, la reutilización de materiales, el cambio climático. Esos problemas necesitan una mente tremendamente polímata, o sea, no me da vergüenza decirlo, yo me considero un polímata. Me gusta saber. No me considero el mayor experto en nada, pero sé un poquito de mucho.