Espectro móvil en Bolivia: una deuda pendiente para el acceso y la calidad
os altos costos del espectro y la falta de asignaciones en Bolivia están limitando el acceso a servicios móviles de calidad, afectando a millones de usuarios y frenando el desarrollo digital del país. Un análisis de la GSMA expone los desafíos y las oportunidades para transformar este panorama.
La conectividad móvil es un componente esencial para el desarrollo económico y social, especialmente en una era marcada por la digitalización acelerada. Sin embargo, en Bolivia, los altos costos del espectro representan un obstáculo significativo para el acceso a servicios de banda ancha móvil de calidad. Así lo señala un reciente estudio de la GSMA, que evaluó cómo las políticas de espectro influyen en consumidores de 64 países.
Bolivia cuenta con solo 304 MHz de espectro asignados a servicios móviles, muy por debajo del promedio regional de 500 MHz y significativamente menor al estándar de la OCDE de 935 MHz. Esta situación también contrasta con la recomendación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), que establece 1.650 MHz como el objetivo ideal.
Altos costos y su impacto
La situación se agrava debido a los elevados costos del espectro. En 2023, el costo del espectro en relación a los ingresos de la industria (CPRR) en Bolivia alcanzó el 11,3%, superando el promedio regional del 8,5%. Al considerar la cantidad limitada de espectro disponible, el costo por MHz en Bolivia es más del doble del promedio de América Latina.
La mayor parte de estos costos proviene de un esquema de pagos anuales onerosos, en el que destacan el Derecho de Uso de Frecuencia (DUF), la tasa de regulación y el aporte al Programa Nacional de Telecomunicaciones de Inclusión Social (PRONTIS). En conjunto, estas tasas representan el 80% del costo total del espectro y dificultan la planificación a largo plazo debido a su variabilidad.
Consecuencias para usuarios y operadores
La combinación de costos elevados y escasez de espectro obliga a los operadores a desplegar más antenas para satisfacer la creciente demanda de datos, un proceso complejo y costoso. Entre 2012 y 2023, el tráfico móvil en Bolivia creció un 35% interanual, impulsado por el consumo intensivo de video. Para responder a esta demanda, los operadores han invertido un 50% más por habitante que el promedio regional.
A pesar de estas inversiones, la calidad y cobertura de los servicios siguen viéndose afectadas. Según el estudio de la GSMA, con una asignación de espectro acorde al promedio regional, la cobertura 4G podría ser casi un 10% más alta, alcanzando a más de un millón de usuarios adicionales. Además, las velocidades de descarga podrían mejorar entre 1 y 6 Mbps, lo que tendría un impacto positivo en la experiencia de los usuarios.
Lecciones de la región y oportunidades
El estudio global de la GSMA destaca que los altos costos del espectro no están exclusivamente relacionados con factores de oferta y demanda. En muchos casos, los gobiernos priorizan metas recaudatorias por encima del desarrollo de la conectividad, lo que genera consecuencias negativas tanto para la industria como para los usuarios finales.
En el caso de Bolivia, reducir los costos del espectro y aumentar su disponibilidad podría transformar significativamente el panorama de las telecomunicaciones. Políticas más inclusivas y sostenibles permitirían no solo mejorar la calidad de los servicios, sino también reducir las brechas de conectividad que afectan especialmente a las zonas rurales y a los segmentos más vulnerables de la población.
Recomendaciones de política pública
- Publicar una hoja de ruta de las futuras asignaciones de espectro para aportar certeza y previsibilidad a las inversiones.
- Agilizar la disponibilidad del espectro a precios que reflejen las condiciones del mercado, con énfasis en las bandas de 700/2,500 MHz y 3.5 GHz, para impulsar el desarrollo de las tecnologías 4G y 5G, respectivamente.
- Reducir el impacto de las tasas anuales en la composición del costo total del espectro.