La Nube: El principal acelerador de innovación para las empresas
Se prevé que para 2023 el 35% de las empresas a nivel global establecerán procesos en la nube, ya sea en modelos multicloud o híbridos, los que permitirán a las compañías mover sus cargas de trabajo al entorno que más les convenga.
A medida que la pandemia aceleró el proceso de transformación digital, tanto para empresas como hogares en el mundo, la creciente generación de datos y su necesidad de procesarlos cada vez más rápido, impulsó la adopción de arquitecturas cloud, en principio centralizadas, para avanzar hacia estructuras híbridas, y en el corto plazo, consolidar su operación en el borde.
Según proyecciones de IDC, para 2023 el 35% de empresas establecerán procesos en la nube[1] para centrarse en los resultados comerciales en lugar de privilegiar los requisitos de TI propias (on premise).
Para Gabriel del Campo, Vicepresidente Regional de Servicios de Data Center, Cloud & Seguridad de Lumen LATAM, “la computación en la nube se está convirtiendo en la principal aceleradora de innovación para las empresas, ya que a través de ella se pueden automatizar procesos a una mayor velocidad, distribuir aplicaciones entre diversas arquitecturas, según se requiera, y centralizar la protección de los datos para realizar una gestión de seguridad más eficiente”.
Sin embargo, un desafío al que actualmente se están enfrentando las empresas es al proceso de migración de sus aplicaciones. Numerosas son las experiencias de traslado de sistemas críticos a la nube, bajo la estrategia “lift and shift”, que consiste en mover una aplicación propia y sus datos sin rediseñarla.
En esta dinámica, IDC pronostica que hacia 2024 la mayoría de las aplicaciones heredadas deberán recibir alguna inversión para ser modernizadas, ampliando su funcionalidad y eliminando código ineficiente. No obstante, aunque la migración hacia entornos cloud sea la tendencia, un 35% de las aplicaciones terminan siendo repatriadas hacia los entornos locales, principalmente por los altos costos de reconversión.
“A medida que las empresas adopten estrategias “cloud-first” para crear soluciones nativas en la nube, con lo que ahorrarán dinero en software, plataformas e infraestructura; aumentarán también los despliegues basados en refactoring, que implican una reconstrucción completa de las aplicaciones, y los basados en replatforming, como remodelación de sistemas operativos y plataformas”, plantea Del Campo.
Para el ejecutivo de Lumen, el objetivo de estos procesos es conseguir mejoras de eficiencia aprovechando las capacidades de escalabilidad y flexibilidad que ofrecen los entornos cloud.
En definitiva, la proliferación de soluciones en la nube, donde se imponen los modelos multicloud e híbridos, permitirán a las empresas mover sus cargas de trabajo al entorno que más les convenga, lo que ya está incluyendo la distribución hacia entornos de procesamiento en el borde.
“Durante 2022 la nube seguirá especializándose en los extremos de la red, llevando sus ventajas hacia una mayor cantidad de dispositivos y actividades económicas”, concluye Del Campo.